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Posts Tagged ‘la sexta’


Como alguien que siempre ha sentido curiosidad por los debates, me devoro la mayoría de las tertulias políticas que se emiten por televisión.

Me interesa ver a ponentes enfrentando sus posturas, aportando argumentos inteligentes y señalando con criterio aquellos fallos que el contrario pueda hacer en su exposición. Y los debates que acostumbramos a ver en la televisión suelen ser un perfecto ejemplo de cómo NO se tienen que hacer las cosas.

Moderadores partidistas, tertulianos que no respetan el turno de palabra, demagogia, tópicos y descalificaciones gratuitas constituyen el menú habitual que estos programas ofrecen al telespectador. Las técnicas y la fauna que pueblan estos espacios darían para escribir ríos de tinta y formar un compendio de la idiotez patria. Pero como soy consciente de que este fetiche mío no es compartido por la mayoría de la población, prefiero centrarme en un caso particular. Y es que estos debates (mejor dicho: pseudo-debates) a menudo se convierten en unas exquisitas muestras de manipulación, a veces de forma descarada y otra más sutil, de las cuales quiero presentaros uno de los conceptos más usados y efectivos que yo he dado en llamar… ¡El Tertuliano Pelele!

¿En qué consiste esta figura? Bien, supongamos que somos los encargados de organizar un debate político. En la inmensa mayoría de los casos, el medio para el que trabajamos está adscrito a una postura política concreta (ya sea izquierda o derecha) con lo cual nos interesa que esta posición sea la que salga beneficiada al final del programa.

Para organizar la tertulia disponemos de 6 plazas para tertulianos ¿Llamamos únicamente a gente que comparta nuestra postura para que esto se convierta en una comida de pollas colectiva donde no exista la más mínima discusión? Es una opción, claro, pero el público suele disfrutar más con el conflicto ( aunque sea puramente verbal). Así que mejor nos traeremos a 1 o 2 contertulios que defiendan la posición contraria y nos permitan ofrecer algo de caña.

¿Traeremos, pues, a alguien capaz de ofrecer argumentos sólidos, alejados de los clichés y que posea una buena capacidad de réplica? ¡No, por Dios! ¡No sea que a nuestros espectadores les dé por pensar y desarrollen criterio! Y en estas situaciones es cuando entra en escena el Tertuliano Pelele. Si aún no os hacéis una idea de la clase de persona de la que os estoy hablando, os invito a visualizar el siguiente video donde podemos ver en acción a una de las mayores exponentes de este gremio: Paloma Zorrilla.

Ejemplos concretos de Tertulianos Peleles podemos verlos encarnados también en otros nombres propios como Jesus Cintora, Carmen Tomás, Carmelo Encinas o Salvador Sostres, por citar unos pocos. No deja de ser reseñable como el que es un bufón en un tipo de tertulias puede convertirse en un hostigador en otras si tiene las condiciones de su lado.

El Tertuliano Pelele cumple una valiosa y doble función:

–          Por un lado, cumplimos la “cuota de ideologías” que ya hemos indicado como necesaria para que se pueda dar la discusión ¡Nadie podrá acusarnos de no ser una tertulia plural! Al fin y al cabo le estamos dando voz a todas las opiniones. Que esta voz sea la de un mequetrefe que solo sabe repetir clichés y tirar balones fuera es ya otra cuestión.

–          Del otro lado, ridiculizamos la idea contraria a la que queremos transmitir a nuestro público. Esto supone, a mi juicio, el mayor valor de esta clase de tertulianos ya que el espectador medio podrá ver como las torpes explicaciones y la charlatanería barata de estos ponentes es fácilmente derribada por el resto de participantes en la charla (por supuesto, el resto que defiende la idea que queremos transmitir).

No se trata ya solo de una cuestión cualitativa en la que uno de los participantes posee una mayor capacidad de discusión que el otro; ya que el factor de los números también es algo que juega nuestro favor. Incluso alguien medianamente competente puede llegar a verse desempeñando el rol del Pelele en una discusión si tiene al programa, al moderador y a la mayoría del resto de los contertulios en su contra.

Siguiendo con el ejemplo propuesto, pongamos que hay 5 tertulianos más o menos diestros repitiendo el mismo discurso y 1 papanatas defendiendo en solitario la idea contraria. Creo que todos nos hemos visto en la situación de ser los únicos que tenían una idea determinada frente a un grupo que no compartía nuestra opinión y sabemos lo estresante que puede ser una situación así. Cuando tienes que contestar a 4 o 5 personas que están “atacándote” simultáneamente, es muy fácil que uno acabe viéndose sobrepasado, la tensión aumente y se termine diciendo alguna idiotez.

A esto tenemos que sumar que los supuestos moderadores suelen ser bastante flexibles con las interrupciones y excesos de los tertulianos “de bien” y muy rigurosos con las que puedan cometer nuestros queridos Peleles.


Todo esto acaba repercutiendo en que el espectador medio asimile que aquellos que no comparten nuestras opiniones están representados por estos ponentes paupérrimos y que sus ideas y argumentos son tan vacuos y fácilmente replicables como los que hemos visto defender a estos pobres diablos. Es una forma de alienación muy sutil y de fácil calado entre nuestros televidentes.

Y es que ¿No disfrutamos todos cuando asistimos al ridículo y a las torpezas de aquellos que no defienden lo que nosotros consideramos “acertado”? Nos encanta ver como a esos “estúpidos” que enarbolan la causa contrario son acallados y desmontados por los que comparten nuestras opiniones.

El onanismo ideológico es uno de las mayores trabas a las que podemos enfrentarnos si queremos tener un criterio medianamente objetivo.

Montse Suarez

Esta es Montse Suarez. No, no es una Tertuliana Pelele. Pero para una tertuliana que esta buena, no voy a dejar de poner fotos suyas.

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