Hace pocos meses, los aficionados a la colección de cómics de la editorial Vértigo “HellBlazer” nos llevamos un palo de esos de los que no te esperas y que duelen en el alma: Después de casi 25 años, y una vez se llegara al número 300 de la colección, las aventuras ese gran genio y grandísimo hijo de puta que es John Constantine llegarían a su fin.
Y os preguntaréis: ¿Esto a qué mierda se debe?
Muy sencillo. La editorial DC, a todos los efectos mandamás sobre todas las decisiones que toma la línea Vértigo (recordemos que esta última es sólo una subsidiaria del gigante estadounidense), con motivo del reinicio del universo de la editorial, decidió que sería una buena idea traerse al bueno de John a su terreno e incluirlo como parte activa del nuevo Universo DC, situando al personaje en un nuevo origen y en una continuidad diferente a todo aquello que venía haciéndose hasta ahora en su colección.
No voy a dar muchos rodeos porque no viene demasiado a cuento, pero el caso es que la inclusión del Mago de Liverpool entre sus planes editoriales tiene como primera consecuencia la colección “Justice League Dark”, o Liga de la Justicia Oscura, para todos aquellos que no se lleven bien con el inglés, que fue estrenada en los States el 31 de Mayo de 2011 y que hasta ahora consta de un número inicial (nº 0), 14 números de serie regular y un annual.
Os advierto que difícilmente voy a ser imparcial, pero intentaré que no se me note mucho la decepción que tengo encima después de dos lecturas a lo que hay publicado a día de hoy.
¿Y ESTO DE “JUSTICE LEAGUE DARK” DE QUÉ VA?
Esta pregunta tiene dos respuestas diferentes, la primera de ellas a nivel editorial.
Con el ya mencionado reseteo del Universo DC, los jefazos de DC Comics vieron su gran oportunidad para que los lectores aficionados a la temática oscura y sobrenatural que es sello de identidad de Vertigo empezarán también a dejarse dinero en la compañía madre, idea que, en principio (ya os contaré por qué no en final) no sólo no es mala sino que podría ser un valor añadido para su empresa.
La segunda de las respuestas va referida a la colección en sí. El reclamo de la Liga de la Justicia Oscura es el de formar un grupo de personajes, antihéroes por definición en su mayoría, que se encarguen de todos aquellos asuntos de los que los superhéroes de la Liga de la Justicia o no puedan o no quieran ocuparse. Y el grupo, en principio (otra vez), no tiene mala pinta. Viejos conocidos como John Constantine, Madame Xanadu, Shade o Zatanna comparten protagonismo con Mindwrap, un personaje creado por Peter Milligan para la serie Flashpoint y que decidió incluir cuando tomó las riendas de JLD.
LOS PAPÁS DE LA CRIATURA
Como ya he dicho, Peter Milligan es el encargado de los guiones. El autor irlandés ya tiene un cieto caché dentro del mundillo comiquero, y se le conoce por haber lanzado la colección “Shade, The Changing Man” para Vértigo en los años 90 del siglo pasado como adaptación del personaje original de Steve Ditko, así como por haber sido guionista habitual en colecciones como X-Fator/X-Statix, Batman y la propia HellBlazer, precisamente en su última etapa, previa a la cancelación.
En el terreno artístico, y como dato curioso del que me acabo de enterar mientras redactaba la reseña, los dibujos caen en manos de Mikel Janín, dibujante Pamplonés que ya ha trabajado en un número de la JLA y en una miniserie de la colección Flashpoint, guionizada (oh, sorpresas) por el ya mencionado Peter Milligan. También es responsable de “El Año que Fuimos Campeones del Mundo, el cómic de España del Mundial de Fúbol 2010” para Panini Comics, pero eso ya si que no viene a cuento.
CRÍTICA DESTRUCTIVA CONSTRUCTIVA
Ya lo he dicho antes. La serie, conceptualmente hablando, no es mala idea. Pocas veces en Vertigo se ha tenido la oportunidad de llevar a cabo un tag-team de estas características, exceptuando quizás a la Brigada de la Gabardina, ya que pese a entrar dentro de la línea editorial de DC, en muy contadas ocasiones sus colecciones han entrado dentro de la continuidad del Universo DC (los escasos encuentros entre Zatanna y Constantine son una de esas excepciones).
Uno de los fallos más importantes, siempre bajo mi punto de vista, es el enfoque tan marcadamente superheróico con el que han orientado la colección. Es evidente que no se iban a conservar las señas de identidad principales de este tipo de colecciones, en los que las situaciones de decadencia en todo su amplio espectro, así como ambientaciones profundamente oscuras, abstractas y psicodélicas en muchos casos. Pero en ese intento por dirigir la colección hacia el gran público, han terminado por arrebatar a los personajes gran parte del encanto que los caracterizaba. Focalizando mis argumentos en Constantine, que al fin y al cabo es el que más conozco, ha pasado de ser un personaje cínico, con un sentido del humor muy difícil de digerir, pero entrañable al fin y al cabo, a un personaje plano, del que sólo quedan destellos en forma de frase pegadiza y en el que gran parte de la crudeza casi primitiva de su personalidad han quedado sustituidos por diálogos eternos en los que no para de lamentarse de lo a menudo que termina poniendo en peligro a la gente que le importa. Más dura aún es esta crítica siendo consciente de que Milligan es perro viejo en estos asuntos y que ha demostrado ser capaz de crear historias a la altura de las circunstancias en la época dorada de Vertigo.
Por otro lado, poco o nada puedo criticar el dibujo de Mikel Janín. Es muy cierto que su estilo, más propio de colecciones como JLA en DC, no tiene mucho que reprochar, pero se echa de menos a un dibujante que se centrara menos en la espectacularidad de la viñeta e intentara transmitir más de la ambientación y de las emociones que en las que se ven envueltos los personajes. Un dibujo que fuera capaz de dar forma a la narración, y no de limitarse a representar lo que ocurre en la historia. Como he dicho antes, exigencias editoriales. Es lo que le pidieron hacer y es lo que hizo.
Quizá el punto fuerte de esta colección no es otro que el de introducir a nuevos lectores en este tipo de ambientaciones. Resulta comprensible que alguien que esté acostumbrado al género de superhéroes clásico tenga ciertas reticencias para animarse a seguir otro tipo de géneros, como pudiera ser el que representan colecciones como Sandman, HellBlazer o Los Libros de la Magia. Para estos lectores, Justice League Dark podría suponer el trampolín perfecto para dar oportunidad a las obras de arte que han salido de los guiones de gente como Alan Moore, Neil Gaiman o Frank Miller, e incluso terminar dando con obras de tipo superheróico que perfectamente podrían haber sido incluidas en el catálogo de Vertigo, como pudieran ser las sagas de Batman guionizadas por los propios Moore o Miller, y que son auténticas obras maestras del género.
Dicho esto, sólo me queda contradecirme un poco con todo lo dicho. Dadle la oportunidad a la serie. Esta reseña ha sido realizada por un muerto de hambre que ni mucho menos es crítico profesional y que solo se basa en su horriblemente condicionada opinión, y al que encima no le gustan ni Star Wars ni el Señor de los Anillos. Pero a Constantine que no me lo toquen.