La jornada había empezado con un pequeño susto que se había tornado en alegría, por lo que nuestro héroe se encontraba muy feliz en esos instantes, viendo además que su día no iba sino a mejorar pues iba a conocer en persona a uno de sus ídolos de toda la vida de dios.
-Güeno Paquito, amo a matá er tiempo ehperando al maehtro, cuéntame argo entretenío que ehtoy mah nerviozo que una cabra ante de parí-
-Pues bueno Pedro, perdón, Perico, a mi que quieres que te diga pero no me gustan mucho los toros. Yo se que mi – Pedro interrumpió a su sobrino emitiendo una decena de insultos e improverbios propios de las más elevadas obscenidades que no reproduciremos para evitar pesadillas a los lectores.
-¡PERO QUE COÑO DICE PAQUITO!, ¿Cómo no te van a guhtá lo toro hombre de dioh? ¡Si el arte conmáh arte de toh loh arte artíhtico! Oju que dihguhto, ¡Ya verá como se entere tu pare!- Era evidente que todo el buen humor se había esfumado dejando paso a una tormenta visceral que se abría camino a pasos agigantados, agrietando toda su cara en una mueca de mala ostia gaditana.
-Eh eh, quieto parado ahí Perico, que yo no te he insultado… Yo lo siento mucho, pero es que me parece aburrido, además de una crueldad para los pobres toros- El chiquillo se veía claramente intimidado. Los matones que le robaban el bocadillo eran una mierda pinchá en un palo al lado de su tío.
-Aburrio… Abu..¡ABURRIO TUH MUERTO A CABALLO NIÑO! Ira… mejó cállate, cállate… que a la familia hay que querehla por mu tontorculo que zean y hemo empezao con er peó pie pozible. Ira vete allí ar mesón mah cercano y traeme argo pa quitarme er dihguhto-
-Pero tito, mi padre no me ha dejado dinero y no se sí…-
-¡QUE TE VAYA ESHANDO LESHE COHONE!- El joven aprendiz de gruísta huyó despavorido ante ésta última reprimenda temiendo que la poderosa mano de Pedro se estampase en su cara. Pedro intentó relajarse para ponerle su mejor cara a Don Manuel así que se puso a rebuscar en el coche si había una revista o algo que alejara su pensamiento de las blasfemias acometidas por su sobrino.
Unos golpes en el cristal del coche le sacaron de su búsqueda, y pensando que sería de nuevo Paquito abrió la puerta con violencia y se levantó del coche vociferando.
-¡¡ TONTORNABO PERO NO TEDISHO QUE TE FUERA DE AHQUÍ CAGANDO OHTIA!!-Lamentablemente, no era Paquito el que se encontraba junto al Renault.
A Don Manuel se ve que no le hacía mucha gracia que sus chófers le gritaran, y a Pedro tampoco le entusiasmaba la idea de que las primeras palabras que le hubiera dicho fueran «Tontornabo», por lo que procedió a disculparse repetidas veces. Lamentablemente, la afrenta ya estaba hecha.
-Caballero, no se exactamente quién es usted pero ya se está bajando de mi coche y alejándose de aquí si no quiere que llame a la policía- El Cordobés no se dejó engatusar por los «Ay perdoneme zeñó» de Perico, y finalmente éste desistió y bajo del coche. Don Manuel entró en él y cerró el pestillo, moviéndo el mismo el coche hacia la carretera y desapareciendo de la vista de Perico.
Pedro se sentó en el bordillo de la acera y comenzó a llorar como un descosío, pues temía haber perdido la oportunidad de su vida. Ahora veía claro que lo mejor que le había pasado desde que salió del pueblo hacía unas semanas, que le parecían meses, se le esfumaba de las manos.
Entonces, es cuando ocurrió lo impensable.
-CONTINUARÁ-
Me has dejado con más ganas, aghghghhghgghgh !¡!